Archivo de la etiqueta: Vícam Pueblo

Recibimiento de Animas entre los Yaquis (Mukilan Yaajao)

Por/By: Macrina Restor Rodríguez
El Colegio de Sonora

María Trinidad Ruiz Ruiz.
Centro de Culturas Populares,Unidad Obregón

Recibimiento de ánimas entre los yaquis Mukilan Yaajao

Según María Eugenia Olavarría, en su tesis doctoral «Ritmo y estructura del ciclo ritual yaqui», existen dentro del ciclo ritual anual de los yaquis, festividades que corresponden al tiempo ordinario y al de cuaresma. Donde al primero pertenecen las fiestas anuales propias de los santos patronos como lo es La Santa Cruz, Santísima Trinidad, Corpus Christi, San Juan, San Pedro y San Pablo y fiesta de la Virgen del Camino. Al segundo, corresponden los ritos ocasionales, de paso o de la vida cotidiana que se suspenden durante cuaresma; por ejemplo, si un difunto cumplió el año de muerto durante este período, la fecha de celebración se recorrerá hasta que concluya la cuaresma. Otros ejemplos son el bautizo, matrimonio y rituales laicos. Si en este período muere algún miembro de la tribu yaqui, será velado por fariseos y sus familiares, pero los rezos del novenario serán pospuestos hasta que pase la ce-lebración Wáejma Pajko (cuaresma).

Aunadas a estas celebraciones, se presentan también fiestas de vida cotidiana donde participa la comunidad en general, porque no existe persona que no tenga un deudo fallecido, esta celebración se apoya en la estructura de la teocracia, porque involucra la participación de autoridades religiosas y los miembros de una casa o familia, y recae en ambos grupos la obligación de la organización y administración de la fiesta.

La celebración del día de los fieles difuntos se rea-liza a partir del 30 de septiembre por la tarde, casi de manera simultánea en los ocho pueblos yaquis: Vícam Pueblo, Pótam, Ráhum, Huírivis, Pithaya (pueblo de Belem), Tórim, y Loma de Bácum, tradicionalmente pueblo de Bácum frente a la Cruz del Perdón, localizada frente a la iglesia. Allí se desa-rrolla la vigilia previa para exhibir un cráneo, que de acuerdo a la información proporcionada por la má-xima autoridad de la iglesia de la comunidad, perteneció a un cura que murió durante una persecución religiosa y es quien fungirá como guía tanto para los niños como para los adultos difuntos.

El maestro mayor (cargo similar al de un cura) es el encargado de colocar todos los años el cráneo sobre una mesa cubierta con un mantel negro, y sobre éste una cruz blanca del mismo material que el del mantel. Ya instalado el altar, comienzan a sonar las campanas en señal de luto porque el cráneo que representa al difunto del pueblo, quién a su vez se hace acompañar de maestros de la iglesia, cantoras y sacristanes (cargos religiosos adquiridos bajo promesa) y son quienes trasladan por el lado derecho de la sacristía el cráneo sobre el altar. En ese momento es depositado sobre el altar el libro de las ánimas. Así, los yaquis colocan a partir del primero de octubre las mesas o tapancos (ofrendas a sus difuntos niños o párvulos) en sus casas con el libro de las ánimas correspondiente a cada familia.

Tanto el gobernador tradicional como las demás autoridades tradicionales cargan el altar y salen por la puerta izquierda de la iglesia, mientras los fami-liares llevan consigo velas para recibir a las ánimas. El conti o procesión se dirige hacia las cruces localizadas en el perímetro de la iglesia, cada vez que se detienen ante éstas, cantan «ánimas de pena, rompe las cadenas»; al concluir el primer rezo se truenan tres cohetes. Cuando el conti regresa a la iglesia se realiza una misa, en tanto se bendicen los libros y el cráneo como si fuera el cuerpo de un difunto, vuelven a rezar y concluyen caundo el sol se oculta, con el «bendito alabado».

Ili usim animam «parbuleam»
Recibimiento de las ánimas de los niños muertos

Vale aclarar que el mes de octubre está dedicado a los niños muertos o parvulitos, la ceremonia dedicada a ellos consiste básicamente en colocar la ofrenda de alimentos que ellos consumían sobre el tapanco y avisarles con cohetes para que los difuntos bajen. Se avisa desde el momento que se coloca el primer alimento para que el maestro y las cantoras sepan que tienen que ir a rezar a esa casa. Cuando las autoridades religiosas llegan a la casa de una familia que colocó su tapanco, rezan una oración para dar la bienvenida a los angelitos que vienen llegando y a partir de ese instante, se visitará cada una de las casas que soliciten a los maestros y cantoras. Al llegar a la casa, la comida tendrá que bendecirse entre rezo y rezo con agua bendita, al tiempo que se nombran los niños parvulitos fallecidos y se realizarán tantos rezos como nombres estén anotados en el libro de las ánimas.

Seguir leyendo Recibimiento de Animas entre los Yaquis (Mukilan Yaajao)