Sigue los sabores de la cocina del estado recorriendo algunos de los nueve municipios que integran esta ruta norteña
por Jimena González Bernal | El Universal
Todo inicia con una probadita. Y cuando menos lo piensas recorriste la ruta gastronómica Río Sonora. Puede ser que arranques el festín culinario desde la ciudad de Hermosillo y termines en Cananea, o viceversa. El placer se prolonga por 300 kilómetros que forman parte del programa «Viaje con sabor a México» de la Secretaría de Turismo Federal.
Este trayecto, que abarca nueve municipios, se viene planeando desde hace 10 años y se respalda con estudios, como el del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora (CIAD). La ruta contempla Ures, Baviácora, Aconchi, San Felipe de Jesús, Huépac, Banámichi, Arizpe, Bacoachi y Cananea, en las faldas de la Sierra Madre y en la orilla del Río Sonora.
En la actualidad se decidió agregar Hermosillo, donde se pueden probar, sobre todo, los exquisitos cortes de carne de res. Y si te adentras a los poblados, descubrirás los aromas que emanan sus productos característicos de la tierra y de la crianza de animales.
Arranca un viaje sensorial
Al llegar a Hermosillo hay varias opciones para comer como rey: el Sonora Steak, con su rib eye añejo, un corte empacado al alto vacío por cerca de 30 días para hacerlo más jugoso, y Mochomos, que cocina su filete de atún fresco con mermelada de tomate. El platillo lo aderezan con chipotle y un toque de chiltepín, una variedad de chile del desierto.
También existe un lugar que por tradición no debe faltar: Xochimilco, con 50 años de historia. Quien no coma un sirloin, un t-bone o cualquier otro corte, es como si no hubiese conocido Sonora.
Tampoco hay que dejar de probar los tacos de carne asada en las llamadas carretas de la ciudad (kioscos móviles), que se comen con tortilla de harina. Los más conocidos de todo Hermosillo son los de «la carreta del Güero», a un costado de la secundaria que llaman «la prevo», ubicada entre dos bulevares: Gómez Farías y Morelos. Éstos se pueden probar sólo por la tarde.
Se antoja un postre, así que vamos al centro histórico para conocer los talleres de la Comunidad Villa de Seris, donde muestran el proceso de elaboración de las coyotas, un pan relleno de piloncillo.
El deleite continúa
Después de Hermosillo el camino se dirige hacia las faldas de la Sierra Madre. En la región que abarca los nueve municipios existen 17 ranchos turísticos, los cuales organizan cabalgatas, paseos en bici de montaña, recorridos en cuatrimotos, escalada, rappel, tirolesas y las actividades propias del campo: al viajero le enseñan a ordeñar una vaca, a elaborar quesos y hasta arriar mulas. Y si no quiere hacer nada de lo anterior, que sólo disfrute del paisaje y de la comida típica que se prepara con productos realmente frescos.