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Los Yaquis en la Ruta del Exilio

Los yaquis que se dirigen a Yucatán, al llegar al puerto de Guaymas, Son., abordan un barco de guerra del gobierno hasta el puerto de San BIas. Después de cuatro o cinco días de travesía, desembarcan y son conducidos a pie a través de una de las sierras más abruptas de México, desde San BIas a Tepic y desde Tepic a San Marcos.

Tal vez en línea recta, la distancia sea de poco más de 160 kilómetros, pero con los rodeos del camino se duplica la distancia y requiere de quince a veinte días de viaje. Se hace alto en unos campos de concentración a lo largo de la ruta, así como en las ciudades principales. Durante el camino se desintegran las familias; esto sucede principalmente en Guaymas, San Marcos, Guadalajara y la ciudad de México.

Aqui se puede apreciar a los Yaquis caminando a lo largo del Rio Sonora rumbo a su Exilio a Yucatan, al fondo se aprecia el Cerro de la Campana -cortesia: Carlos Amaya-

Desde San Marcos, se lleva a estos infortunados por el Ferrocarril Central Mexicano hasta la ciudad de México, y desde ésta por el Ferrocarril Interoceánico hasta Veracruz. Aquí se les amontona en un barco de carga de la Compañía Nacional, y al cabo de dos a cinco días desembarcan en Progreso, donde son entregados a los consignatarios que los esperan.

En el viaje a Yucatán, mi compañero L. Gutiérrez de Lara y yo vimos bandas de desterrados yaquis; los vimos en los encierros de los cuarteles del ejército en la ciudad de México; nos juntamos con una cuerda de ellos en Veracruz, en fin, navegamos con ellos de Veracruz a Progreso.

Había 104 amontonados en la sucia bodega de popa del vapor carguero Sinaloa, en el cual embarcamos. Creíamos que sería dificil encontrar la oportunidad de visitar este antro infecto; pero afortunadamente nos equivocamos. Los guardias cedieron fácilmente a unas palabras amistosas, y apenas había iniciado el barco su marcha, mi compañero y yo estábamos sentados sobre unas cajas en la bodega, junto a un grupo de desterrados reunido alrededor de nosotros; algunos de ellos, ansiosos de tabaco, chupaban furiosamente los cigarillos que les obsequiamos, Y otros mordían silenciosamente plátanos, manzanas y naranjas que también les habíamos regalado.

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Recibimiento de Animas entre los Yaquis (Mukilan Yaajao)

Por/By: Macrina Restor Rodríguez
El Colegio de Sonora

María Trinidad Ruiz Ruiz.
Centro de Culturas Populares,Unidad Obregón

Recibimiento de ánimas entre los yaquis Mukilan Yaajao

Según María Eugenia Olavarría, en su tesis doctoral «Ritmo y estructura del ciclo ritual yaqui», existen dentro del ciclo ritual anual de los yaquis, festividades que corresponden al tiempo ordinario y al de cuaresma. Donde al primero pertenecen las fiestas anuales propias de los santos patronos como lo es La Santa Cruz, Santísima Trinidad, Corpus Christi, San Juan, San Pedro y San Pablo y fiesta de la Virgen del Camino. Al segundo, corresponden los ritos ocasionales, de paso o de la vida cotidiana que se suspenden durante cuaresma; por ejemplo, si un difunto cumplió el año de muerto durante este período, la fecha de celebración se recorrerá hasta que concluya la cuaresma. Otros ejemplos son el bautizo, matrimonio y rituales laicos. Si en este período muere algún miembro de la tribu yaqui, será velado por fariseos y sus familiares, pero los rezos del novenario serán pospuestos hasta que pase la ce-lebración Wáejma Pajko (cuaresma).

Aunadas a estas celebraciones, se presentan también fiestas de vida cotidiana donde participa la comunidad en general, porque no existe persona que no tenga un deudo fallecido, esta celebración se apoya en la estructura de la teocracia, porque involucra la participación de autoridades religiosas y los miembros de una casa o familia, y recae en ambos grupos la obligación de la organización y administración de la fiesta.

La celebración del día de los fieles difuntos se rea-liza a partir del 30 de septiembre por la tarde, casi de manera simultánea en los ocho pueblos yaquis: Vícam Pueblo, Pótam, Ráhum, Huírivis, Pithaya (pueblo de Belem), Tórim, y Loma de Bácum, tradicionalmente pueblo de Bácum frente a la Cruz del Perdón, localizada frente a la iglesia. Allí se desa-rrolla la vigilia previa para exhibir un cráneo, que de acuerdo a la información proporcionada por la má-xima autoridad de la iglesia de la comunidad, perteneció a un cura que murió durante una persecución religiosa y es quien fungirá como guía tanto para los niños como para los adultos difuntos.

El maestro mayor (cargo similar al de un cura) es el encargado de colocar todos los años el cráneo sobre una mesa cubierta con un mantel negro, y sobre éste una cruz blanca del mismo material que el del mantel. Ya instalado el altar, comienzan a sonar las campanas en señal de luto porque el cráneo que representa al difunto del pueblo, quién a su vez se hace acompañar de maestros de la iglesia, cantoras y sacristanes (cargos religiosos adquiridos bajo promesa) y son quienes trasladan por el lado derecho de la sacristía el cráneo sobre el altar. En ese momento es depositado sobre el altar el libro de las ánimas. Así, los yaquis colocan a partir del primero de octubre las mesas o tapancos (ofrendas a sus difuntos niños o párvulos) en sus casas con el libro de las ánimas correspondiente a cada familia.

Tanto el gobernador tradicional como las demás autoridades tradicionales cargan el altar y salen por la puerta izquierda de la iglesia, mientras los fami-liares llevan consigo velas para recibir a las ánimas. El conti o procesión se dirige hacia las cruces localizadas en el perímetro de la iglesia, cada vez que se detienen ante éstas, cantan «ánimas de pena, rompe las cadenas»; al concluir el primer rezo se truenan tres cohetes. Cuando el conti regresa a la iglesia se realiza una misa, en tanto se bendicen los libros y el cráneo como si fuera el cuerpo de un difunto, vuelven a rezar y concluyen caundo el sol se oculta, con el «bendito alabado».

Ili usim animam «parbuleam»
Recibimiento de las ánimas de los niños muertos

Vale aclarar que el mes de octubre está dedicado a los niños muertos o parvulitos, la ceremonia dedicada a ellos consiste básicamente en colocar la ofrenda de alimentos que ellos consumían sobre el tapanco y avisarles con cohetes para que los difuntos bajen. Se avisa desde el momento que se coloca el primer alimento para que el maestro y las cantoras sepan que tienen que ir a rezar a esa casa. Cuando las autoridades religiosas llegan a la casa de una familia que colocó su tapanco, rezan una oración para dar la bienvenida a los angelitos que vienen llegando y a partir de ese instante, se visitará cada una de las casas que soliciten a los maestros y cantoras. Al llegar a la casa, la comida tendrá que bendecirse entre rezo y rezo con agua bendita, al tiempo que se nombran los niños parvulitos fallecidos y se realizarán tantos rezos como nombres estén anotados en el libro de las ánimas.

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Etnias de Sonora

Considerados desde tiempos prehispánicos como los hombres más altos y fuertes de México.

De las nueve tribus en las que se dividían, todavía permanecen unidas ocho de ellas, en su mayoría autóctonas y otra con una estancia mayor de 100 años en el Estado.

Los indígenas sonorenses nos recuerdan que hay mucho que aprender de nuestros antepasados, de quienes fueron los primeros pobladores del Estado y que ahora nos heredan ésta tierra que ha luchado desde siempre por mantener sus creencias, ideología y tradiciones.

  • Yaquis
  • Kikapú
  • Mayos
  • Opatas
  • Seris
  • Cucapá
  • Pápagos
  • Guarijíos
  • Pimas

A continuacion una breve semblanza de cada uno de estos Pueblos:

Yaquis

Es sin duda la etnia más representativa de Sonora; se estima existe una población de 33, 000 Yaquis que se distribuyen en ocho pueblos con sus propios gobernadores.

Para los integrantes de la etnia es de suma importancia preservar su lengua, sus tradiciones y su arraigo a la tierra. La historia de los yaquis está cubierta con actos de heroica resistencia por la defensa de su territorio y su cultura.

Los yaquis se identifican a sí mismos y a los mayos como yoremes, palabra que significa hombre o persona. La noción de yoris, hombres blancos, los distingue, a su vez, de los demás grupos indígenas.

Forman parte del dialecto cahita que se compone de tres lenguas: mayo, yaqui y tehueco, éste último desaparecido. El cahita pertenece al grupo lingüístico yuto-azteca.

El grupo yaqui ocupaba, tradicionalmente, una larga franja costera y de valle al sureste del actual estado de Sonora, que abarcaba desde la ribera sur del río Yaqui hasta el cerro Tetakawi, al norte de la actual ciudad de Guaymas. El conjunto del territorio comprende tres zonas diferenciadas: el área serrana del Bacatete; una zona costera, que abarca los poblados vecinos de Guásimas y Bahía de Lobos; y el valle, en donde se localizan las tierras irrigadas.

La principal actividad artesanal es la manufactura de la parafernalia ceremonial, sin fines comerciales. Los danzantes hacen máscaras talladas en madera, collares de conchas y piedras marinas y cinturones con pezuñas de venado. Los músicos fabrican sus tambores y flautas. Algunas familias manufacturan petates, canastas y coronas de carrizo; platos y tazas de barro que utilizan para las fiestas y después destruyen. También confeccionan faldillas, blusas, manteles, servilletas y mantos. El único producto artesanal que se comercializa son las muñecas de trapo, que hacen las mujeres.

Los yaquis poseen un alto sentido de religiosidad que está presente en gran parte de sus actividades. Con una cultura ancestral enriquecida con ritos y tradiciones en las que sobresale la Danza del Venado, ejecución simbólica de la caza de este animal y cuya riqueza estética ha despertado interés en todo el mundo.

Llamada en lengua yaqui maaso yiihua, describe la vida y muerte del animal sagrado de los yaqui. El danzante narra momentos del ciclo vital del venado con una mímica libre que representa las actitudes de sorpresa, alerta, atisbo, venteo del venado ante la naturaleza que lo rodea y su contacto con las criaturas con las que establece contacto, representadas por las figuras de los pascola (que pueden representar un pájaro, una serpiente, una flor, un coyote, el agua).

Tanto los pascola como el maaso se despojan de su personalidad durante el baile para adoptar la del animal, la planta o del ser que introducen en la danza. Por lo general son 4 pascola y bailan de uno en uno, danzando primero el último en jerarquía, el llamado “el lobito” que representa animales menos estimados en la valoración del yaqui: burro, perro, zorro, etc., después bailan los otros dos pascola y por último el pascola yoowe (anciano) o jefe del grupo.

El ciclo ritual yaqui sigue por lo general el calendario litúrgico católico, pero distingue claramente dos periodos, el primero sacrificial, en Cuaresma y el resto del año todos los ritos de paso que están prohibidos en esa fecha. Los rituales tienen carácter de marcadores estacionales, que señalan las distintas etapas del ciclo agrícola.

Los funerales son especiales porque ellos consideran al alma inmortal y celebran con danzas, banquetes y música. Su patrona es la Virgen del Camino.

Kikapú

Los actuales asentamientos kikapú son el resultado de un arduo peregrinaje desde la región de los grandes lagos de Michigan y de Eire, en Norteamérica, hasta el norte de México.

Actualmente, los kikapú viven en reservaciones en Kansas y Oklahoma, Estados Unidos, y en las comunidades de El Nacimiento, Coahuila y en Tamichopa, municipio de Bacerac, en la zona serrana de Sonora. Durante la década de 1980, algunos habitantes de Tamichopa llevaron a cabo una campaña entre los kikapú desperdigados, para una refundación del pueblo. La comunidad actual es de alrededor de 80 personas.

La lengua kikapú forma parte de la familia lingüística norteamericana algonkiniana. El grupo de Sonora no practica su lengua ancestral, ya que ésta fue destituida por el castellano; su último hablante murió en 1996.

Poseen dos tipos de vivienda: casas indias y casas mexicanas. La vivienda india tiene dos variantes, casa de invierno: elíptica, con una estructura de troncos delgados cubiertos de tule, con el fuego sagrado en el centro. Aquí es donde se ofrecen los sacrificios a su divinidad (Kitzihaiata) y se reciben a los nuevos miembros de la tribu. Y casa de verano: rectangular, con paredes de carrizo y techo elíptico de tule. En el interior se encuentran varias camas sostenidas por troncos, y al centro el fuego sagrado. La vivienda mexicana es de concreto y lozas, con los servicios eléctricos e hidráulicos de la vida moderna.

Actualmente su artesanía consiste en la fabricación de tehuas o mocasines con piel de venado curtida y que es bordada con chaquira.

Dentro de su religión ser buen kikapú significa cumplir siempre con los ritos de cacería, purificación, año nuevo, fuegos sagrados y bautizos por medio de oraciones, sacrificios y ayunos. Las celebraciones van siempre acompañadas de carne de venado. El fuego constantemente encendido en el centro de la casa recuerda la oración constante a Kitzihaiata, quien escogió a los kikapúes para poblar la tierra.

El grupo kikapú en Sonora, se encuentra en un inminente peligro de pérdida de su identidad como grupo indígena. Las celebraciones y ritos tradicionales se han perdido, han asumido la religión católica y celebran alguna fiesta de sus Santos, o participan en las fiestas que se celebran en los municipios cercanos.

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«Tetabiate es nuestra Historia», La Resistencia del Pueblo Yaqui

«Tetabiate es nuestra historia»

La resistencia del pueblo yaqui

Juan Silverio Jaime León

Al norte de México, en el estado de Sonora, y en una de las entradas a la sierra del Bacatete, a escasos metros del promontorio donde se elevan los vestigios del antiguo cuartel del Bacatete, se encuentra la tumba donde fueron enterrados los restos de Juan Maldonado Waswechia, mejor conocido como Tetabiate y quien fue uno de los líderes políticos y militares más importantes de la tribu yaqui.

Al cumplirse cien años de su muerte, a manos del ejército federal, los yaquis decidieron realizar un homenaje luctuoso al héroe.

Este acto representa un hecho sin antecedentes en la relación entre yoremes (yaquis) y yoris (blancos); para valorar la trascendencia del homenaje, debemos considerar el hecho de que es la primera vez que los yaquis invitan a sus antiguos y no tan distantes enemigos, a reunirse en un baluarte de la resistencia étnica, ya que esto es lo que representa profundamente la sierra del Bacatete en la conciencia yoreme. El profesor Juan Silverio Jaime leyó el siguiente texto.

Buenas tardes señor gobernador, señores autoridades tradicionales, señores invitados a esta ceremonia luctuosa, queremos agradecer muy en especial a los descendientes de Juan Maldonado Tetabiate. Se encuentran personajes muy distinguidos de Tucson. En el otro país, también tiene descendientes Juan Maldonado y no se han olvidado de él.

El 10 de julio del presente año se cumplieron cien años de la muerte de Juan Maldonado Waswechia, mejor conocido como Tetabiate, ejecutado por el ejército federal mexicano en el año de 1901. Aquí yacen los restos de aquel hombre que protagonizó uno de los pasajes históricos más sangrientos que haya vivido la tribu después de Hurdaide y Cajeme y de las políticas más devastadoras e inhumanas, el exterminio total de nuestro pueblo. Aquí está Tetabiate, el hombre que dignificó la lucha de su pueblo en su afán de autonomía de gobierno y de territorio, aquel que quiso definir sus ideales y razones, firmando la paz con el supremo gobierno.

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Yaquis – Yoremes

Del Nombre

Los yaquis se identifican a sí mismos y a los mayos como Yoremes, palabra que significa hombre o persona. La noción de yoris, hombres blancos, los distingue, a su vez, de los demás grupos indígenas.

Localización

El grupo yaqui ocupaba, tradicionalmente, una larga franja costera y de valle al sureste del actual estado de Sonora, que abarcaba desde la ribera sur del río Yaqui, hasta el cerro Tetakawi, al norte de la actual ciudad de Guaymas. Bajo el control de las misiones jesuitas, la población se concentró en ocho poblados situados de sur a norte a lo largo del Valle del Yaqui. El territorio tradicional ha sufrido importantes mermas, de tal manera que quedó, a partir de 1937, restringido a una extensión de 485 235 ha sobre las que se extiende el distrito de riego número 18. Los municipios en donde se ubica son: Guaymas, Bácum, Cajeme y Empalme. El conjunto del territorio comprende tres zonas diferenciadas: el área serrana -la sierra de Bacatete-; una zona costera, que abarca los poblados vecinos de Guásimas y Bahía de Lobos; y el valle, en donde se localizan las tierras irrigadas.

Los ocho pueblos tradicionales son, de sur a norte: Loma de Guamúchil, Loma de Bácum, Tórim, Vicam, Pótam, Ráhum, Huirivis y Belem. Vícam se ha constituido en el centro político del grupo y lugar de encuentro de las autoridades tradicionales de los ocho pueblos. En los años veinte se fundó Vícam Estación, en el paso de la vía férrea.

En esta población habitan más yoris que yaquis y es el lugar de mercado y centro administrativo de las representaciones de los gobiernos estatal y federal de la zona.

Infraestructura

La región cuenta con una infraestructura de vías de comunicación importante: el ferrocarril del Pacífico tiene una estación en Vícam, la carretera internacional Guaymas-Ciudad Obregón y, además, de cada uno de los pueblos salen caminos pavimentados o de terracería.

En cuanto a medios de comunicación hay servicio telefónico de caseta y domiciliario en los poblados de Vícam y Pótam, aunque este último sólo lo posee la población mestiza. Las oficinas de correo y telégrafo se ubican en Vícam.

La emisión radiofónica Palabras yaquis tiene una amplia audiencia, al igual que la programación televisiva comercial, ambos medios forman parte importante de la vida cotidiana. Por otro lado, los ocho pueblos yaquis cuentan con los servicios de energía eléctrica y agua no potable conducida por medio de canales desde la presa del Oviachic, o bien, mediante el bombeo de pozos profundos. En la mayoría de los hogares utilizan tanques de gas butano.

Con relación al tema de la salud, diversas instituciones médicas brindan atención en este ramo como son el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los TRabajadores del Estado (ISSSTE), y las clínicas rurales de la Secretaría de Salud.

Hay escuelas desde el nivel preescolar hasta el bachillerato, así como de capacitación técnica agropecuaria. A nivel primaria se cuenta con las escuelas albergue de Vícam, Pótam, Loma de Bácum, Aguacaliente y Cárdenas. La mayoría de las escuelas utilizan el sistema bilingüe, a excepción de Vícam y Pótam donde también se aplica el sistema federal.

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La Tribu Yaqui en el Encuentro de los Pueblos Indigenas de America

LA TRIBU YAQUI

Su ubicación y asentamiento se localiza en México, estado de Sonora, comprendidos en Ocho Pueblos principales y pertenecientes a cuatro diferentes Municipios: Pueblo de Ví­cam Primera Cabecera, Tórim, Pótam, Rahúm, Huirivis y Belem pertenecen al Municipio de Guaymas Sonora, Loma de Bácum, perteneciente al Municipio de Bácum y Loma de Guamúchil (Cócorit) al Municipio de Cajeme.

El territorio total aproximado es de 485,000 hectáreas.
Montaña de monte bajo 307,496 Has.
Con monte laborable 100,000 Has.
Montaña de pastizales 20,500 Has.
Llanura litoral 22,443 Has.
Desmontada laborable 1,400 Has.
Superficie para cultivo 33,396 Has.

De la superficie en cultivo 25,000 son de riego por gravedad, con 8,000 hectáreas de bombeo. Además la tribu Yaqui cuenta con 60 Km. de litoral. Esta gran zona se encuentra localizada en el cuadro formado por los paralelos 27 grados 10 minutos y 27 grados 50 minutos latitud norte y los meridianos 109 grados, 55 minutos y 110 grados, 36 minutos longitud Oeste de Greenwich.

Actualmente la Tribu Yaqui cuenta con territorio y aguas propias, teniendo reconocimiento mediante Decreto presidencial establecido por el gobierno de Lázaro Cárdenas (1937-1940).

Más sin embargo, la definición total del gobierno de la República (la ejecución) no se ha definido hasta este 2007 con los documentos y titulación de la Tribu yaqui en relación al Territorio. Además, el gobierno federal sigue usufructuando y administrando el agua a su interés, lo que ya se rebasó en otras Regiones donde el agua la administra directamente el productor agropecuario.

GOBIERNO Y DIVISION POLITICA

La organización polí­tica se da a través de las Autoridades Tradicionales de la Tribu Yaqui, las cuales encabezan y representan cada uno de sus Pueblos: Integradas en primer lugar por el Gobernador, el Pueblo Mayor, Capitán, Comandante y Secretario.

En primera instancia son quienes deciden, definen y actúan según los principios, normas y facultades de que son investidos para usos, tradiciones, costumbres y relaciones con los otros Niveles de Gobierno. Tanto los asuntos oficiales internos y externos, como los civiles en los que se solicita la intervención de las Autoridades, son tratados en las asambleas ordinarias (los dí­as domingo después de misa), igualmente en las extraordinarias, según el carácter del asunto a tratar, estas asambleas, se realizan en cada Pueblo y uno de ellos puede invitar a los restantes, cuando así­ se requiera para la Tribu, según situación ó circunstancias que se traten. Así­ cada reunión tiene un protocolo establecido para la discusión y análisis.

Las Autoridades religiosas (principales) en ocasiones no están presentes en las reuniones; sin embargo, su opinión es tomada en cuenta y muchas veces es determinante, sobre todo en asuntos internos.

LA POBLACION Y LENGUA

Los yaquis conforman un grupo étnico con presencia milenaria en la Región sur del estado de Sonora. Desde tiempos ancestrales la Tribu Yaqui se asentó sobre ambas márgenes del rí­o del mismo nombre.

Los primeros registros de la población se formularon por los misioneros jesuitas. Así­, el religioso Andrés Pérez de Ribas reporta que para el año 1621 sumaban como 40,000 personas, también indica que nuestros antepasados eran gente muy dedicada al trabajo; aprovechando las aguas irrigadas por el rí­o se producí­an maí­z, frijol, calabazas y chile.

Posteriormente en los tiempos de Porfirio Dí­az con las guerras de exterminio que se desataron en contra de la Tribu Yaqui y la deportación a otros estados de la república, la población descendió a 5,000 habitantes. Ahora, a partir de los años 30, la población yaqui ha venido en ascenso y actualmente se encuentra asentada en 52 localidades que están ubicadas en cuatro municipios. La población total se aproxima a 40,000 yaquis.

Su lengua original es el yaqui ó cahí­ta.

La Tribu Yaqui tiene una existencia milenaria y a pesar del tiempo de su existencia, han conformado y conservado prácticas propias en lo social, cultural, polí­tico y económico. Son estas caracterí­sticas que les otorgan riqueza cultural y pluralidad.

IDENTIDAD CULTURAL

Como todo grupo social, esta etnia se ve orgullosa y fortalecida por su propia cultura, con lengua materna que la hace única, su vestimenta tradicional con llamativos bordados multicolores con formas florales, sus fiestas tradicionales que se suceden prácticamente todo el año con diferentes Santos patronos, así­ podemos citar en orden: La Cuaresma, en toda la Tribu Yaqui; la fiesta de San Juan Bautista, de Ví­cam; la Santa Cruz en Tórim, mes de mayo; la Santí­sima Trinidad, en Pótam, mes de junio; Corpus Cristo, en Rahúm, mes de junio; Santa Bárbara, en Huí­rivis; La Virgen del camino, en la Loma de Bácum, mes de julio; El espí­ritu santo en la Loma de Guamúchil y finalmente, San Pedro y San Pablo en Belem (pitahaya).

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Gigantes del Desierto

Gigantes del Desierto: Pueblos y Culturas Etnicas del Noroeste de Mexico

Fragmento de un estupendo articulo elaborado por Angelica Pacheco Arce, me parecio interesante la inclusion de parte de su Obra, si desean conocer mas acerca de ello les recomiendo la lectura completa: http://www.vocesdeamerica.org/gigantes_del_desierto.htm

Angélica Pacheco Arce es arqueóloga y etnógrafa por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), institución con la que ha participado en diversos proyectos en varios estados de la república en conjunción con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Cursó en diplomado Logoanálisis Corporal Convergencia Reichiana en la Universidad Vox Populi de México y actualmente colabora como ecoterapeuta en la Universidad Voces de América, alternando este trabajo con su participación en la Compañía de Danzas y Música Africana Yanga, a la que pertenece desde hace algunos años, y sus funciones dentro de la Coordinación Nacional de Antropología del INAH.

Mujer Seri con pintura facial

El presente artículo, tiene como objetivo dar a conocer de forma sucinta pero clara, la historia de algunas de las culturas étnicas que sobreviviven en una parte de México, y de este modo, difundir otras formas de vida, sobre todo de algunos de los pueblos y culturas del Noroeste de México, de tal forma que podamos tener una breve pero enriquecedora experiencia visual y escrita de la vida cotidiana y religioso-festiva de algunos de los pueblos nativos que aún habitan en dicha región mexicana. Además, de un acercamiento a los diversos habitats en que se encuentran interactuando, y que por tanto, dan cuenta de la forma de vida que han tenido que optar para llegar con identidad, a veces sólida, a veces endeble, pero reconocida hasta nuestros días. Este artículo, también pretende ser un medio de difusión para viajar a otras partes del mundo; al conocer formas diferentes de pensar y vivir el universo, tendremos elementos para respetar otras formas de concebir la vida.

Niña Seri

Si bien es cierto que el Noroeste de México se ubica entre ambas zonas culturales y por tanto en contacto con ellas 2, debemos de reconocer que tiene una personalidad propia. Los pueblos étnicos que existen actualmente en Baja California Norte, Sonora, Chihuahua y Sinaloa, se reconocen como herederos de una larga tradición en la región. Muchos de los denominados sitios arqueológicos son espacios o lugares sagrados para los indígenas, tal sería el caso de las cuevas con entierro o con pinturas rupestres, los cerros con estructuras y/o grabados rupestres y lagos secos –paleolagos-, entre muchos otros.

Misión de Cocóspera, pimería alta, Foto del Centro INAH Sonora

Los primeros contactos europeos con pueblos del Noroeste de México, fueron con militares y misioneros jesuitas, quienes lograron el establecimiento de un gran número de pueblos de misión y presidios entre los pobladores nativos de Baja California, Sonora, Chihuahua y Sinaloa. Esta orden fue expulsada en 1767. Después de dicha expulsión, la orden franciscana se quedó a cargo del proceso misional, hasta después de la Independencia de México, ya que la región no podía secularizarse debido a que muchos pueblos nativos seguían defendiendo su territorio. Sin embargo, los franciscanos nunca logró cubrir toda la región, por lo que muchas misiones fueron abandonadas y nunca se volvieron a poblar.

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Los Yaquis, «Los mas Fieros Guerreros de las Tribus Cahita»

La Guerra del Yaqui: Inicios.

Una tarde del verano de 1607, una columna de españoles de la Capitanía de Sinaloa, bajo el mando de Diego Martínez de Hurdaide, se internó en la Sierra de Bacatete, al sureste de lo que hoy es el estado mexicano de Sonora.

Iban siguiendo a un grupo de indígenas ocoronis que habían atacado la villa de San Felipe y Santiago para ajusticiarlos. Desde hacía un par de años, los rebeldes ocoronis y zuaques se habían refugiado entre sus aliados yaquis, una belicosa etnia conformada por varias tribus que ostentaban el título de los más fieros guerreros de las tribus cahita.

El capitán y alcalde mayor Diego Martínes, había dado un ultimátum a los líderes de esta nación: entreguen a los rebeldes o aténganse a las consecuencias. Y las consecuencias fueron cuatro años de desastrozas campañas que terminaron muy mal para los españoles, incluída una batalla en la Sierra del Bacatete en la cual casi pierde la vida el capitán castellano.

Al final, presionado y hostigado por las autoridades de la Nueva España, Diego Martínez tuvo que firmar un pacto de paz vergonzoso, tomando en cuenta que el glorioso ejército español había avanzado durante veinte años hasta el norte de lo que hoy es el terrirorio mexicano, sin perder un solo enfrentamiento contra las tribus chichimeca.

Desde 1533 se tenía constancia de la belicosidad y la rudeza de esta gran etnia. Entonces, Diego Guzmán había llegado con sus conquistadores hasta los límites del Río El Fuerte, donde se encontró con una coalición de guerreros mayos y yaquis, quienes en acto simbólico pintaron una raya en la tierra frente a la mirada del capitán, advirtiéndole de lo insensato que sería el internarse en sus territorios.

Diego Guzmán mandó formar filas y descargar los arcabuces, mismos que habían dado buenos frutos contra otras tribus de la zona, pero contra los yaquis y mayos lo que provocó fue una andanada furiosa de flechas y lanzas que casi terminó en una tragedia para los aventureros castellanos.

Durante siglos los yaquis siguieron gozando de esta posición de influencia local y tranquilidad, tornándose la nación indígena más influyente de todo el Noroeste de México.

Con la llegada de las órdenes jesuitas, los yaquis fueron volviéndose cada vez menos agresivos.

Dejaron de atacar a los poblados hispanos, abandonaron las prácticas de abijeo y se dividieron, para su gobierno, en ocho diferentes estados. Los misioneros cristianos los evangelizaron y educaron según las necesidades del nuevo estado de la Nueva España, que tenía serias pretensiones sobre los territorios de los yaquis.

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Breve Descripcion de los Origenes de la Tribu Yaqui

Los yaquis se identifican a sí mismos y a los mayos como yoremes, palabra que significa hombre o persona.

La noción de yoris, hombres blancos, los distingue, a su vez, de los demás grupos indígenas.

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LocalizaciónEl grupo yaqui ocupaba, tradicionalmente, una larga franja costera y de valle al sureste del actual estado de Sonora, que abarcaba desde la ribera sur del río Yaqui hasta el cerro Tetakawi, al norte de la actual ciudad de Guaymas.

Bajo el control de las misiones jesuitas, la población se concentró en ocho poblados situados de sur a norte a lo largo del Valle del Yaqui. El territorio tradicional ha sufrido importantes mermas, de tal manera que quedó, a partir de 1937, restringido a una extensión de 485 235 ha sobre las que se extiende el distrito de riego número 18.

Los municipios en donde se ubica son: Guaymas, Bácum, Cajeme y Empalme. El conjunto del territorio comprende tres zonas diferenciadas: el área serrana -la sierra de Bacatete-; una zona costera, que abarca los poblados vecinos de Guásimas y Bahía de Lobos; y el valle, en donde se localizan las tierras irrigadas.

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Los ocho pueblos tradicionales son, de sur a norte: Loma de Guamúchil, Loma de Bácum, Tórim, Vicam, Pótam, Ráhum, Huirivis y Belem. Vícam se ha constituido en el centro político del grupo y lugar de encuentro de las autoridades tradicionales de los ocho pueblos.

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«Flor de Capomo» en Lengua Yaqui

No cabe duda, esta es una cancion bellisima y que nos llena de orgullo a los oriundos de estas tierras, y mucho mas si es en la lengua original.

Kapo Sewa (Lengua)

Triguenita Hermosa
tutulike yootu
Kapo sewata
benasi welame

Inepo into ilitchi
enchi basilaroa
Enchi enamoraroaka
niba welama

Yoko matchuko
ilitchi em joapo
nee yepsak Bankota
neu yechasaiwaateko

Katee emo tiutuamta
benasi emo antua
Pake itom mala
kaita malisiaroane

Inepo into ilitchi
binota nee jeeko
Cheane babaloreka
emak eteone

Inepo into ilitchi
enchi basilaroa
Enchi enamoraroaka
niba welama

Flor de Capomo (Español)

Trigueñita hermosa,
Linda vas creciendo
Como los capomos
Que se encuentran en la flor.

Tú, mi chiquitita,
Te ando vacilando,
Te ando enamorando
Con grande fervor.

Mañana o pasado
Yo voy a tu casa,
Tu mamá te ordena
Una silla para mí.

Tú, mi chiquitita,
Finge no mirarme,
Oonte muy contenta
Porque estoy aquí.

Trigueñita hermosa,
Cuando tomo vino
Siento tantas ganas
De contigo platicar.

Tú, mi chiquitita,
Te ando vacilando,
Te ando enamorando
Y en ti me pongo a pensar.

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